Exponíamos la anestesia, la preparación de la piel y del campo quirúrgico, la planificación de la técnica quirúrgica y la incisión de la cirugía percutánea del pie. En esta nueva entrada, hablaremos del ángulo y el trayecto en el abordaje.
Ángulo de abordaje
Independientemente de las características que se han descrito sobre la incisión, ésta se ha de situar a una distancia correcta del punto de actuación quirúrgica, dicha distancia, en los casos de técnicas óseas, será lo suficientemente larga para que los instrumentos motorizados o de arrastre queden cubiertos por la piel y las partes blandas en la totalidad de su superficie de corte, para así no lesionar la piel durante su actuación.
Debe tener una dirección desde la incisión hasta el punto de actuación quirúrgica que permita que en la parte externa de la piel quede libre la mano del cirujano y con total libertad de movimientos para utilizar los instrumentos quirúrgicos con los que realizar la intervención.
El ángulo de abordaje desde la incisión no debe ser perpendicular a las superficies articulares sobre los que se va a actuar, para así evitar la lesión del cartílago y si por ejemplo, se debe eliminar una exóstosis, se deberá hacer llegar el instrumental motorizado paralelo a la superficie ósea a eliminar.
Trayecto de abordaje.
El trayecto desde la incisión hasta el punto de actuación quirúrgico será único y no múltiple, lo que dificultaría la entrada y salida de los instrumentos durante la intervención, gesto que se debe repetir continuamente.
No debe encontrarse en este trayecto estructuras vasculares, nerviosas, tendinosas, etc… que pudieran lesionarse; se debe favorecer, por su dirección y amplitud, la salida de los detritus óseos tras la presión de la piel sobre el punto de actuación quirúrgica.
Si es necesario para la técnica quirúrgica realizar una ampliación del trayecto desde el punto de entrada en la piel hasta la zona operatoria, con un ángulo máximo de 60º, realizando un despegamiento desde el punto de pivote (la incisión) hasta esa zona operatoria, pudiéndose realizar con instrumento de corte (bisturí) si nos encontramos en zona anatómica de seguridad no pudiendo lesionar vasos, nervios, tendones, etc…
Si existe en el trayecto estructuras anatómicas que se pueden lesionar su utilizan instrumentos romos (raspas DPR, periostotomos, etc…).
Una vez finalizada la intervención proceder a la eliminación de los restos óseos y sanguíneos del trayecto de abordaje.
Posteriormente cerrar la incisión cutánea, aplicar vendaje ligeramente compresivo para favorecer la cicatrización subcutánea, consiguiendo prácticamente una restitutio ad integrum, siempre que se haya respetado las estructuras subcutáneas.