La rodilla, una articulación crucial en el sistema musculoesquelético, se distingue por su naturaleza biaxial y condílea, que involucra la articulación femoropatelar, troclear y la articulación femorotibial, condílea, acompañadas por la presencia esencial de los meniscos. Visualmente perceptible en la mayoría de los pacientes, la rodilla se caracteriza por sus prominentes contornos óseos que pueden ser palpados con facilidad. En este análisis, nos concentraremos en la inspección minuciosa de la rodilla y la palpación de sus estructuras óseas, esenciales para la evaluación ortopédica.
La Anatomía de la Rodilla: Un Vistazo General
La rodilla es una articulación que engloba componentes óseos, meniscales, capsuloligamentosos, musculotendinosos, bolsas serosas y elementos vasculonerviosos. En esta ocasión, nuestra atención se centra en la exploración de las estructuras óseas, una parte fundamental de la evaluación física de la rodilla.
Inspección: Observando Más Allá de la Superficie
La inspección, como primer paso en la exploración, implica un examen visual detallado de la rodilla y su funcionamiento. Comenzando cuando el paciente entra en la sala, la marcha inicial se evalúa, lo que podría sugerir irregularidades, aunque la ropa puede dificultar una evaluación precisa.
Una vez en la sala, se solicita al paciente que se despoje de la cintura para abajo, permitiendo una vista clara de las extremidades inferiores. Este proceso puede revelar adaptaciones en el movimiento debido al dolor o la rigidez en la articulación de la rodilla.
La inspección prosigue con el paciente acostado en la camilla, donde se examina la presencia de tumefacción. Esta inflamación podría ser localizada, a menudo indicativa de bursitis, como la prerotuliana, la más común. Otras áreas propensas a la tumefacción incluyen la infrarotuliana, la fosa poplítea y la superficie medial del tubérculo tibial (bursitis de la pata de ganso). Además, quistes parameniscales y exóstosis pueden también generar hinchazón localizada.
Tumefacción Generalizada: Indicador de Derrame Intraarticular
Si se observa hinchazón generalizada, usualmente señala un derrame intraarticular. Este tipo de inflamación oculta parcial o completamente los contornos normales de la rodilla, y es un indicador clave para una evaluación más profunda.
Debe valorarse también la posible existencia de una asimetría en los contornos musculares por encima de la rodilla, que pondría de manifiesto una atrofia muscular del cuádriceps.
Si existe atrofia, es interesante cuantificarla. Para ello, y mediante una cinta métrica, valoramos la circunferencia del muslo, medida a una distancia conocida por encima del borde superior de la rótula (por ejemplo unos 8 cm) y la comparamos con la circunferencia del muslo contralateral.
Es importante observar también la existencia de hematomas, eritema o lesiones cutáneas que puedan hacernos pensar en la existencia de afecciones cutáneas como la psoriasis, así como la existencia de cicatrices (que nos pueden orientar a traumatismos o cirugías previas o existencia de trayectos fistulosos), observaciones que deberemos valorar en el contexto de la historia clínica del paciente.
Por último, la inspección nos va a permitir valorar la alineación de la extremidad, que podrá ser normoalineada, o presentar una deformidad en valgo o en varo.
De existir una deformidad axial, debe cuantificarse con ayuda de un goniómetro.
Debe recordarse que, en general, las deformidades en varo se ven mejor con el paciente en bipedestación, mientras que los valgos se suelen ver mejor con el paciente en decúbito supino (1).
Valoración de la Marcha: Revelando Detalles Significativos
La observación del paciente mientras camina aporta una perspectiva única y valiosa en la evaluación de la rodilla. Durante este proceso, se pueden obtener importantes indicios sobre la función y posible patología de la articulación. La valoración de la marcha no solo permite identificar la forma en que el paciente se desplaza, sino que también brinda información crucial sobre la alineación y estabilidad de la rodilla.
Un aspecto esencial a considerar es el ángulo de paso del paciente. Este ángulo describe cómo se posicionan los pies uno frente al otro durante el ciclo de la marcha. Alteraciones en el ángulo de paso pueden ser indicativas de desequilibrios en la mecánica de la rodilla y otras articulaciones circundantes.
Un fenómeno interesante que debe ser observado es la posible “decoaptación de la marcha“. Esta peculiaridad se manifiesta como un aumento temporal de la deformidad existente, ya sea en varo o en valgo, en el instante en que el paciente carga su peso sobre una sola extremidad (apoyo monopodal). Este aumento en la deformidad se resuelve en el momento en que el otro pie contacta el suelo y el peso se distribuye nuevamente en ambas extremidades.
Este fenómeno de decoaptación de la marcha puede ser indicativo de inestabilidad o anormalidades en las estructuras de soporte de la rodilla. Observar cómo la marcha del paciente impacta en la deformidad existente puede ayudar a comprender mejor la mecánica subyacente y proporcionar pistas valiosas sobre la salud de la articulación. (1)
Debe valorarse también la alineación de la extremidad con el paciente visto de lado, lo que podrá poner de manifiesto la existencia de un genu recurvatum o de un flexo.
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Posición de la rodilla para la palpación
La palpación de la rodilla se realiza situando la rodilla del paciente en una flexión de 90º, de esta manera la piel se tensa sobre las estructuras óseas y es mas fácil identificar las referencias anatómicas.
Temperatura
La palpación comienza con la valoración de la temperatura, exploración que realizamos con el dorso de la mano, valorando comparativamente la temperatura de la rodilla respecto a las regiones adyacentes y a la rodilla contralateral. Un aumento local de la temperatura de la rodilla puede orientarnos a la presencia de un proceso inflamatorio/infeccioso o a patología vascular (rodilla caliente respecto al pie ipsilateral).
Continuamos con una palpación sistemática de las estructuras anatómicas, en busca de puntos dolorosos.
Por motivos meramente didácticos y basándonos en Hoppenfeld (2), distinguiremos la palpación de las estructuras óseas y la palpación de los tejidos blandos, aunque en la práctica realizamos la palpación de ambas de manera simultánea.
Posición de las manos y dedos
Situando las manos sobre la articulación de la rodilla del paciente, de modo que los dedos laterales se sitúen a nivel de la fosa poplítea, se colocan los pulgares en la porción anterior de la articulación, a nivel de las depresiones de tejidos blandos a cada lado del tendón rotuliano, a nivel de la punta de la rótula.
Dichas depresiones, que se corresponden a la interlínea articular entre fémur y tibia, servirán de puntos centrales de referencia a partir de los cuales se inicia la palpación de la rodilla.
Palpación sistémica
Palparemos sucesivamente: la superficie medial, la superficie lateral, y el surco troclear y la rótula.
Superficie medial
Son palpables el borde superior de la meseta tibial medial, el tubérculo tibial anterior, el cóndilo femoral medial, tanto la superficie articular (más accesible con la rodilla en más de 90º de flexión), como su borde medial, el epicóndilo medial y el tubérculo adductor.
Superficie lateral
Son palpables la meseta tibial lateral, el tubérculo lateral, el cóndilo femoral lateral, tanto en su superficie articular (más accesible con la rodilla en más de 90º de flexión) como en su borde lateral, el epicóndilo femoral lateral y la cabeza del peroné.
Surco troclear y rótula
El surco troclear es palpable en forma de depresión entre los cóndilos femorales por encima de la rótula.
Sobre el surco troclear permanecerá fija la rótula con la rodilla en flexión, y estará móvil en extensión. Por tanto, será más fácil palpar la superficie inferior de la rótula con la rodilla en extensión desplazando la rótula en sentido medial y lateral, mientras que la palpación del surco troclear será más fácil en flexión.
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- Bibliografía:
- 1.- Cabot J, Marín M, Vilarrubias JM. Anamnesis. En: Escola Catalana de Genoll. Barcelona. Trabails Gráfics SA. 1996: 11-14.
- 2.- Hoppenfeld S. Exploración física de la rodilla. En: Exploración física de la columna vertebral y de las extremidades. México DF. El Manual Moderno, 1979: 301-305.
- 3.- McRae R. La rodilla. En: Exploración clínica ortopédica. Madrid. Churchill Livingstone. 1993: 177-216.