La rodilla, una articulación compleja y fundamental para el movimiento humano, merece una atención detallada debido a su estructura y función únicas. Este blog se propone profundizar en el entendimiento de la rodilla, una articulación diartrodial que no solo facilita una amplia gama de movimientos sino que también enfrenta vulnerabilidades que pueden llevar a lesiones.
Estructura y Movimiento de la Rodilla
La rodilla permite seis grados de movimiento, divididos en tres rotaciones (flexión/extensión, rotación interna/externa, varo/valgo) y tres traslaciones (antero/posterior, medio/lateral, distal/proximal). Este rango de movimiento es esencial para actividades diarias, desde caminar hasta correr y saltar, ofreciendo tanto flexibilidad como estabilidad.
La interacción entre el fémur y la tibia destaca por su complejidad. Mientras el fémur se considera una estructura fija, la tibia puede moverse en relación a él de varias maneras, lo que subraya la importancia de las estructuras capsuloligamentosas y musculares en proporcionar la estabilidad necesaria para movimientos congruentes.
Estabilidad Pasiva y Activa
La estabilidad de la rodilla se apoya en dos pilares: la estabilidad pasiva proporcionada por estructuras capsuloligamentosas y la estabilidad activa facilitada por músculos específicos. Por ejemplo, el cuádriceps es crucial para la traslación tibial anterior, mientras que los isquiosurales favorecen la traslación tibial posterior. Estos mecanismos no solo permiten el movimiento sino que también protegen la articulación de daños.
Estabilizadores Medial y Lateral
El análisis detallado de los estabilizadores medial y lateral de la rodilla revela una organización en tres sectores:
- Anterior
- Medio
- Posterior
Cada uno con estructuras específicas que contribuyen a la estabilidad general. En el lado medial, encontramos desde la cápsula articular y el retináculo hasta el ligamento colateral medial y el complejo del punto del ángulo posterointerno, que incluye varias estructuras clave.
El complejo lateral, por su parte, comprende elementos como la fascia lata, el bíceps femoral, y el ligamento colateral externo, todos jugando roles vitales en la estabilidad de la rodilla, especialmente en lo que respecta a la estabilidad del varo y la rotación externa.
Lesiones Ligamentosas y su Impacto
La rodilla no está exenta de vulnerabilidades. Las lesiones ligamentosas, por ejemplo, pueden comprometer significativamente la estabilidad y funcionalidad de la articulación. La lesión aislada del ángulo posterolateral es rara pero significativa, especialmente dada su presencia en un alto porcentaje de casos con lesión del cruzado posterior.
El ángulo posterolateral, también conocido como complejo lateral (PAPE), se compone de tres distintas secciones. La primera sección incluye la fascia lata y el bíceps femoral; la segunda, se caracteriza por la presencia del ligamento colateral externo; y la tercera sección es un conjunto formado por el tendón del poplíteo, el ligamento arcuato, la cápsula articular, y el ligamento poplíteo-fibular.
El ligamento lateral externo y el ligamento poplíteo-fibular sirven como estabilizadores fijos para el varo y la rotación externa cuando la rodilla está flexionada a 30 grados, mientras que el tendón del poplíteo desempeña un papel dinámico en la estabilización de la rotación externa y el movimiento posterior de la rodilla.
Aunque las lesiones del ángulo posterolateral de forma aislada son poco comunes, aparecen en aproximadamente el 60% de los casos en los que se produce una lesión del ligamento cruzado posterior. (1).
En resumen, podemos afirmar que los ligamentos cruzados funcionan como un eje central alrededor del cual operan los demás estabilizadores, proporcionando estabilidad rotacional conforme a lo detallado en esta tabla.
Inestabilidad y laxitud
Inestabilidad versus Laxitud Ligamentosa
Es crucial distinguir entre inestabilidad y laxitud ligamentosa al abordar la clasificación de inestabilidades. Esta distinción la define el propio paciente: es posible que alguien experimente laxitud sin percibir una sensación de inestabilidad. La laxitud no interfiere con el movimiento normal de la tibia, mientras que la inestabilidad se caracteriza por un desplazamiento excesivo de la tibia en relación con el fémur, acompañado de una sensación de inseguridad o fallo en la rodilla.
Siguiendo la clasificación de Hughston y colaboradores, las inestabilidades se dividen en dos categorías: directas o rotatorias, basadas en la naturaleza de este desplazamiento. (2,3)
Directas (un plano).
- Medial: Desplazamiento en valgo de la tibia por lesión de estructuras mediales. Se manifiesta por bostezo en valgo a 0º ó 30º +.
- Lateral: Desplazamiento en varo por lesión del complejo lateral. Se manifiesta por bostezo en varo a 0º ó 30º +.
- Anterior: Desplazamiento anterior de la tibia por lesión del LCA. Se manifiesta por Lachman +.
- Posterior: Desplazamiento posterior de la tibia por lesión del LCP. Se manifiesta por cajón posterior a 90º +.
Rotatorias (por rotación del plato tibial, son lesiones combinadas)
- Anteromedial: Lesión del LCA, el complejo posteromedial y el LLI. Rotación tibial externa con traslación tibial anterior. Se manifiesta por un cajón anterior en rotación externa.
- Anterolateral: Lesión del LCA y el complejo posterolateral. Rotación tibial interna y subluxación anterior. Se manifiesta por un pivot shift muy evidente.
- Posterolateral: Rotura del complejo posterolateral y el LLE. Puede darse con o sin rotura del LCP. Se manifiesta por un cajón posterolateral +.
- Posteromedial: Lesión del complejo posteromedial, del LLI y del LCP. Rotación posterior de la meseta tibial. Se manifiesta por un cajón posteromedial +.
Lesión y Evaluación
El grado de una lesión ligamentosa, crucial para entender su impacto en la estabilidad, se evalúa mediante el concepto de esguince. Este enfoque categoriza las lesiones según su severidad, con detalles proporcionados en la siguiente tabla.
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- Bibliografía:
- 1. Akobsen BW, Lund B, Christiansen SE, Lind MC (2010) Anatomic reconstruction of the posterolateral corner of the Knee: a case series with isolated reconstructions in 27 patients. Arthroscopy 26:918–925.
- 2. Hughston et all. Classification of Knee Ligaments Instabilities Part I. The medial Compartement and Cruciate Ligaments. The Journal of Bone and Joint Surgery (1976) 58-A. No 2 159-172.
- 3. Hughston et all. Classification of Knee Ligaments Instabilities Part II. The Lateral Compartment. The Journal of Bone and Joint Surgery (1976) 58-A. No 2 173-179.
- 4. Boerre NR, Ackroyd CE. Assessment of the menisci and cruciate ligaments: an audit clinical practice. Injury 1991;22:291–4.
- 5. Mulligan EP, Harwell JL, Robertson WJ. Reliability and diag- nostic accuracy of the Lachman test performed in a prone position. J Orthop Sports Phys Ther 2011;41:749–57.
- 6. Lelli A, Di Turi R, Spenciner D, Domini M. The “Lever Sign”: a new clinical test for diagnosis of anterior cruciate ligament rupture Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc (2016) 24:2794–2797.