Apuntes básicos
La rotura es la patología más frecuente dentro de las lesiones meniscales de rodilla, siendo su etiología principalmente traumática y relacionada con la actividad física o degenerativa. El mecanismo lesional clásico de producción en meniscos sanos es una incoordinación entre el movimiento de flexo-extensión y el de rotación.
Según sea el nivel, el deportista tiene distintas opciones de tratamiento, que deben ser proporcionadas por el especialista en función de las necesidades de una práctica amateur o profesional. En este video, el Dr. Sergi Sastre habla de cómo aproximarse al tratamiento de lesiones meniscales en deportistas, según sea su objetivo de recuperación.
El paciente refiere un movimiento de flexión o extensión brusco con el pie fijo en el suelo, que bloquea el mecanismo de torsión, impidiendo la rotación externa tibial en la extensión y la rotación interna en la flexión.
Las roturas del ME aparecen habitualmente por un mecanismo de flexión y rotación externa, la compresión del menisco provoca una rotura vertical que puede progresar hasta generar una rotura en “asa de cubo”.
Un trauma intenso en varo o valgo también puede generar lesiones, como la conocida Triada de O’Donoghue, en la que un trauma en valgo provoca una lesión del menisco interno asociado a la lesión de LCM y del LCA .
En meniscos previamente degenerados debido a la perdida progresiva de sus propiedades viscoelásticas, se producen roturas horizontales y de mayor complejidad, por tratarse de meniscos más rígidos y frágiles. Este tipo de roturas se producen más frecuentemente en el cuerno posterior del MI y en la mayoría de ocasiones no existe mecanismo lesionan claramente reconocido por el paciente.
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“La rotura de las raíces meniscales es tremendamente importante para el cirujano especializado en artroscopia de rodilla. Porque las vamos a encontrar una y otra vez en cirugía. Tenemos que saber como diagnosticarlas y tratarlas correctamente. El tratamiento no puede limitarse a hacer meniscectomias sistemáticas. Las rupturas de la raíz meniscal, probablemente son el paradigma de lesión tratable meniscal que va a cambiar el pronóstico a largo plazo de la rodilla.”
Clasificación
Las lesiones meniscales pueden clasificarse según morfología, localización, extensión y origen.
La clasificación morfológica se basa principalmente en la morfología de la modificación sufrida después de la exposición al trauma y es una de las clasificaciones más utilizadas junto con la basada en la ubicación.
Rotura vertical o longitudinal (concéntricas)
Estas roturas ocurren en línea con las fibras circunferenciales del menisco y se desarrollan de forma paralela al borde exterior del menisco. En el menisco interno (MI), suelen encontrarse típicamente en los tercios medio y posterior, mientras que en el menisco externo (ME) pueden ocurrir cuando hay una lesión asociada del ligamento cruzado anterior (LCA).
Asa de cubo
Estas son una forma exagerada de una rotura longitudinal en la que una parte del menisco se separa de la tibia y el resultado final es una parte central desplazada. Son tres veces más comunes en el MI que en el ME y a menudo pueden estar asociadas con roturas agudas del LCA, típicas en adultos jóvenes con antecedentes de bloqueo de la rodilla.
Rotura horizontal o en “boca de pez”
Estas roturas se extienden desde el margen libre interno hasta la sustancia intrameniscal y son más frecuentes en personas mayores. Estas roturas dividen el menisco en dos superficies: superior e inferior, y en ocasiones pueden estar asociadas con morfologías más complejas, incluyendo lesiones pediculares. Tienen poca o ninguna capacidad de cicatrización y están algo asociadas con quistes meniscales.
En la imagen de Resonancia Magnética (RNM) en el plano sagital que muestra una rotura horizontal del cuerno posterior del menisco interno, que se extiende desde el borde libre hasta la zona capsular.
Roturas radiales
Son roturas verticales que ocurren con mayor frecuencia en la unión de los tercios posterior y medio y se extienden desde el margen libre interno hacia la periferia. Son más comunes en el ME y a menudo están asociadas con lesiones del LCA. Si llegan a la periferia, pueden dividir completamente el menisco. Por lo general, son traumáticas y ocurren en pacientes jóvenes y físicamente activos, siendo típicas en el tercio interno avascular, por lo que tienen un potencial limitado de cicatrización.
Roturas oblicuas
Son desgarros verticales oblicuos de la hendidura que generalmente ocurren en la unión de las porciones posteriores y medias del menisco. Si se extienden más, pueden dar lugar a lo que se conocen como roturas en “pico de loro”. Por lo general, se producen en el ME.
Pediculares
Son fragmentos de un menisco roto que están parcialmente unidos al menisco y pueden migrar a cualquier posición dentro de la articulación. Estos fragmentos meniscales desplazados a menudo causan dolor y bloqueo de la rodilla, por lo que el tratamiento suele ser quirúrgico. Cualquiera de estos pedículos puede romperse del menisco, creando un cuerpo libre intraarticular.
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Otras lesiones meniscales
Menisco discoide
Variante anatómica rara que afecta entre el 1,4% – 15% en el menisco externo, frente al 1% en el menisco interno. En comparación con un menisco normal, es de mayor tamaño y más grueso, que lo predispone a tener roturas en su espesor.
La Clasificación de Watanabe las divide en 3 subtipos:
Tipo I o Completo; ocupa la totalidad de la superficie del platillo tibial externo.
Tipo II o Incompleto; ocupa parcialmente la superficie del platillo tibial externo.
Tipo III o de Wrisberg: variedad del Tipo II que no posee unión posterior a la tibia, su única fijación posterior es el ligamento de Wrisberg al cóndilo femoral interno.
Los tipos I y II suelen ser asintomáticos y sólo darán clínica al producirse una rotura. El tipo III al carecer de unión tibial posterior, puede generar una sensación de resorte con la flexo-extensión, pudiendo llegar a subluxarse, por lo que está indicado el tratamiento quirúrgico.
Quistes meniscales
Se trata de una estructura quística multilocular revestida de tejido endotelial sinovial. Es muy poco frecuente. Se suele asociar a roturas del menisco horizontales, aunque también se han descrito sin lesiones meniscales aparentes. Su incidencia es ligeramente mayor en el menisco externo.
Entre sus causas se encuentran la degeneración meniscal y los traumatismos. Clínicamente se presentan como una tumoración en la cara lateral de la rodilla, en ocasiones dolorosa y que aumenta de tamaño con la extensión y disminuye en flexión. En estos casos la RM puede ser de utilidad para el diagnóstico y aportar información sobre lesiones asociadas en el menisco.