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Dr. Josep Maria Carnero Elias

Sería importante definir cuál es la visión que tenemos nosotros de la podología.

La visión global de las extremidades inferiores han de ser contempladas en su conjunto, no viendo al pie como un elemento aislado.

Nuestra definición de pie vendría a concretarse como el final de una cadena cinética de movimiento, donde se reflejan los modelos anatómicos que definimos a cada paciente con su personalidad mecánica.

Las extremidades inferiores son un modelo mecánico que trabaja en cadena cinética abierta y en cadena cinética cerrada, por ello el pie como fulcro final del sistema mecánico nos ofrece la posibilidad de compensar o estabilizar al paciente.

Esto nos hace comprender que en las extremidades inferiores cualquier anteroversión, retroversión, torsión etc… comportará un resultado mecánico diferente.

La ortopodología tiene la capacidad de compensar y optimizar dichas anomalías, la mayoría de las patologías del pie le vienen condicionadas, ( son sindrómicas )basta citar como ejemplo que un individuo con una retroversión de caderas su recepcion y despegue se realiza de forma muy distinta al individuo normoeje, ello nos condiciona a nivel de pie-tobillo un stres de ambos tendones tibiales, así como a nivel de rodilla provoca un bostezo articular con reflejo en ligamento lateral interno y meseta tibial.

No debemos olvidar que en biomecánica los divorcios de los ejes de carga, con los ejes mecánicos, conllevan a importantes lesiones a medio plazo en especial en la rodilla donde coincide dos segmentos largos u rígidos como son las tibias y fémures, coincidiendo con una articulación que tiene prácticamente 2 ejes de movimiento.

Bajo nuestra visión es más importante el qué, que él porqué, por ello el comportamiento de un pie cavo en sus distintas versiones, siempre estará condicionado por un acortamiento del sistema músculo-tendinoso posterior, una anteroversión de la pelvis y una hiperlordosis lumbar.

Las múltiples posibilidades que la mecánica humana ofrecen durante la marcha, carrera o salto, son un gran desafío en ocasiones que nos cuesta comprender, la capacidad de realizar marchas sustitutorias o antiálgicas que poseemos y entender que la marcha humana trasciende a lo lógico, la marcha de un individuo alegre y optimista no es la misma que la de un individuo triste y abatido.

Por ultimo el factor fatiga o de saturación del gesto nos condiciona. El pie de minuto uno nada tiene que ver con el de dos horas después de un esfuerzo en cualquier medio.

Será una satisfacción desmenuzar este apasionante tema con vosotros y poner en valor el conocimiento mutuo.